PUERTO PRÍNCIPE. – La crisis humanitaria avanza en Haití cuando este 25 de abril se cumple un año de la toma de posesión del Consejo Presidencial de Transición, con los objetivos principales de frenar la violencia, celebrar elecciones y llevar a cabo reformas constitucionales en el país.
Este mismo jueves, víspera de la efeméride, la organización humanitaria Plan International recordó que 5,7 millones de personas, más de la mitad de la población, se exponen a la inseguridad alimentaria aguda, lo que, destacó, «significa que la niñez haitiana ya está muriendo de hambre y de enfermedades relacionadas con esta problemática».
«Durante las crisis alimentarias, siempre es la niñez, especialmente las niñas, quienes más sufren. Cuando el hambre extrema golpea a la población, las niñas son las últimas en comer y las que menos (lo hacen) y corren un mayor riesgo de ser obligadas a contraer matrimonio precoz. Son las primeras en abandonar la escuela y, a menudo, las últimas en volver, mientras las familias luchan por alimentar a la familia», advirtió en un comunicado Unni Krishnan, director humanitario global de Plan International.
Ya la semana pasada, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas alertó que la escalada de violencia, los desplazamientos, la inestabilidad económica y las interrupciones en la producción local de alimentos están provocando un «hambre récord» en Haití, lo que aumenta unas necesidades que «superan los recursos disponibles».
Según el más reciente informe de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (IPC, en sus siglas en inglés), se estima que hasta junio próximo 5,7 millones de personas experimentarán inseguridad alimentaria aguda, de las cuales más de 2 millones afrontarán hambre en nivel de emergencia y 8.400 encararán el nivel de catástrofe (escasez extrema de alimentos, desnutrición aguda grave y riesgo de inanición).
La inseguridad alimentaria va en aumento en Haití, algo en lo que juegan un importante papel la inflación y también el control que las bandas armadas ejercen en las carreteras. Grandes cantidades de productos agrícolas de las provincias se pudren, al no poder llegar a la capital.
Todo se encarece en Haití y, a modo de ejemplo, se llega a sextuplicar el precio del transporte público, en parte por los peajes impuestos por las bandas criminales en las carreteras en los que exigen grandes sumas de dinero a los conductores.
Deportados a Haití, pese a la crisis y la violencia
Entre los grandes afectados por la crisis alimentaria y humanitaria están los desplazados a causa de la violencia en Haití, donde más de un millón de personas, de ellos más de la mitad niños, han tenido que abandonar sus hogares.
Algunos menores han podido marchar fuera del área metropolitana de Puerto Príncipe, en un 85 % bajo control de las bandas delictivas armadas, pero otros muchos viven en refugios donde escasean servicios como el agua, la electricidad o la atención sanitaria y donde la insalubridad es la nota general.